Hoy nos gustaría desmontar con vosotros algunos “mitos” e ideas preconcebidas relacionados con la educación en el extranjero y que hemos escuchado de estudiantes y familias en nuestra larga trayectoria como expertos educativos. Nada que ver con la realidad actual. Aquí los tenéis:
“Estudiar en el extranjero es para ricos”
Las tasas académicas y las condiciones para los estudiantes varían mucho de un país a otro. Actualmente, ser europeo tiene alguna ventaja. Por ejemplo, en Holanda, las tasas universitarias rondan los 2.100 euros al año y en Dinamarca la matrícula es gratuita para los comunitarios.
Con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, las tasas académicas se han encarecido, pero todavía hay opciones interesantes y ayudas para los europeos, ya que las universidades británicas se resisten a perder la riqueza cultural que aportan a sus aulas. Si queréis más información, podéis ver este vídeo donde hablamos sobre las “Tasas académicas, becas y ayudas en universidades británicas después del Brexit”. Si, además, comparamos este destino con otros de habla inglesa, como Estados Unidos o Australia, la relación calidad precio es excelente.
El coste de vida también varía mucho según el país, incluso la ciudad, pero es un factor que se puede tener en cuenta para encontrar una solución más asequible sin reducir la calidad de la enseñanza recibida. Tampoco hay que olvidar que en la mayoría de los países es posible compaginar los estudios con trabajos a tiempo parcial.
Por último, quedarse en España y estudiar en una universidad privada fuera de la ciudad de residencia habitual, supone un coste económico igual o superior a algunas opciones en el extranjero.
“Para ir a una universidad que no es top o que no conozco, mejor me quedo en España”
Las universidades británicas y estadounidenses aparecen sistemáticamente en todos los rankings educativos mundiales. Las más conocidas siempre copan las primeras posiciones. Sin embargo, hay otras muy bien posicionadas que a lo mejor no “os suenan” pero cuya excelencia es incuestionable. No descartéis la opción de estudiar fuera porque pensáis que no vais a entrar en la universidad de vuestros sueños o en la más conocida. Hay muchas alternativas de indudable calidad que podríais valorar. Si vuestro asesor de educación internacional os habla de una universidad que no conocéis no caigáis en el error de pensar que es mejor quedarse en España. Revisad los rankings para saber más sobre ella, su tasa de empleabilidad, satisfacción de los estudiantes, inversión en investigación… y comparadla con la universidad española que tengáis en mente.
“La titulación que obtenga no me servirá en España”
En caso de que el estudiante quisiera trabajar en el sector público o presentarse a unas oposiciones tendrá que homologar su título a través del Ministerio de Educación. Si el empleo es en el sector privado en una profesión no reglada, las empresas reconocen la titulación sin necesidad de homologación. De hecho, los equipos de recursos humanos de las grandes multinacionales valoran de forma muy positiva las candidaturas de los estudiantes que han completado su educación, de grado o posgrado, en universidades extranjeras. Si se trata de una enseñanza reglada tendrá que consultar con su colegio profesional para asegurarse de que cumple con todos los requisitos para ejercer.
No hay que olvidar que 29 países europeos firmaron el denominado Plan Bolonia con el fin de facilitar la empleabilidad, la movilidad y el reconocimiento de los títulos universitarios en Europa con un sistema común. La mayoría de los planes de estudio cuentan con 240 créditos europeos.
“Necesito el IB (Bachillerato Internacional) para estudiar en el extranjero”
Esta afirmación está muy extendida en los colegios, pero no es correcta. Las universidades internacionales admiten el título de bachillerato español o equivalente y no supone ningún impedimento para estudiar fuera.
La ligera ventaja que pueden tener los estudiantes del Bachillerato Internacional es que estarán más familiarizados con en el sistema de aprendizaje, pero no hay una preferencia por esos estudiantes si el candidato cumple con los requisitos.
“Solo puedes estudiar en el extranjero si tienes muy buenas notas”
En cualquier lugar del mundo, un buen expediente siempre es la mejor carta de presentación, pero no es necesario ser un alumno de sobresaliente para estudiar en el extranjero, hay universidades y cursos para todos los niveles. De hecho, muchos alumnos que no tenían notas excepcionales en el colegio han estudiado fuera, completado su carrera con éxito y en la actualidad tienen buenos trabajos.

“Ya no me puedo ir porque estoy fuera de plazo”
Cada país tiene unos tiempos diferentes para solicitar una plaza en la universidad y suelen ser muy estrictos, pero, antes de darlo por perdido, consultad con un asesor experto en educación internacional para valorar otras posibilidades.
Estas fechas límite suelen afectar a los cursos o universidades más competitivos o demandados, ya que son los primeros que se llenan, pero pasadas esas fechas habrá también opciones en universidades muy prestigiosas.
“Estudiar fuera resulta muy difícil / muy fácil”
Esta idea la hemos escuchado con frecuencia. Estudiar en el extranjero no es ni más fácil ni más difícil: es diferente. El cambio en la manera de aprender resultará más sencillo para unos, o más complejo para otros.
Mientras que la educación en España es más teórica y la memorización es protagonista, en general, las universidades del extranjero aplican el sistema de aprendizaje basado en el principio de learning by doing, es decir, aprender a través de la práctica. Es una educación que valora mucho el trabajo en equipo y fomenta la experiencia para facilitar a los estudiantes su futura incorporación en el mercado laboral.
“Tengo que saber el idioma del país (si no es anglófono) para poder estudiar alli”
Hay destinos educativos, como Holanda y Dinamarca, donde algunos cursos universitarios se imparten cien por cien en inglés y no es necesario hablar holandés o danés para estudiarlos. Sí es cierto que aprender el idioma local (las universidades ofrecen clases gratuitas), facilitará la posibilidad de encontrar un trabajo más adelante.
“Quiero estudiar fuera para aprender o mejorar mi inglés”
Para estudiar un grado o posgrado en el extranjero el estudiante debe tener ya un nivel de inglés intermedio alto (B2) o avanzado (C1). Con menos tendría dificultades para seguir adecuadamente las clases y no le admitirían. Al finalizar su formación académica, el conocimiento y el manejo del idioma estarán completamente consolidados y esa fluidez será una ventaja añadida en el mundo laboral.
Si queréis saber más sobre el nivel de inglés que piden las universidades en el extranjero podéis leer este artículo.
Esperamos que este artículo os sirva para aclarar algunas ideas y os ayude a elegir con más criterio lo mejor para vuestro futuro.