Nadie imaginó que el año académico 2020-21 terminaría de ese modo. Las alteraciones causadas por la pandemia supusieron un reto para las universidades, en especial con el aprendizaje en línea, la estrategia principal aplicada a la mayoría de los cursos.
Klaudia Slawinska, estudiante del máster International Business and Strategy, en la Universidad de Lancaster, nos cuenta su experiencia universitaria durante los meses más duros del confinamiento y la respuesta de Lancaster para reducir su impacto en el aprendizaje de sus estudiantes:
“Todavía recuerdo con claridad el día en que cerraron de un día para otro las fronteras de mi país: no tuve suficiente tiempo para organizar mi regreso a casa. En ningún momento, desde el comienzo de la pandemia, el campus de Lancaster estuvo cerrado completamente; como yo, muchos estudiantes internacionales no pudieron volver a casa. Por suerte, muchas clases y conferencias pasaron al modo virtual con bastante rapidez, incluidas las sesiones de repaso con los profesores en los equipos. La experiencia fue sencilla, ya que los estudiantes accedieron a las sesiones a través de un enlace publicado en el portal Moodle.
Como la mayoría de mis compañeros de curso eran estudiantes internacionales, el mayor reto fue, sin duda, las zonas horarias. Sin embargo, todas las clases se grababan y se colgaban en Moodle para que los estudiantes pudieran volver a verlas si se perdían algo en la clase en directo. También, algunos seminarios se grababan como nota de voz y se subían junto al tema correspondiente en PowerPoint. De este modo, podíamos escucharlos en nuestro tiempo libre, lo que facilitaba mucho la experiencia.
Ahora, al final de mi carrera «virtual», puedo decir que me he sentido totalmente cómoda con el aprendizaje en línea. Sin duda, fue gracias al esfuerzo de mis profesores y del personal de la universidad. La calidad de las clases apenas varió respecto al estilo presencial. De hecho, a los alumnos les resultaba más fácil participar en los debates. En comparación con mis años anteriores de la licenciatura, se sentían mucho más cómodos para hacer una pregunta o participar en el debate que en las clases presenciales en el aula.
El tiempo y el esfuerzo invertido por los profesores es de agradecer, ya que, aunque las clases no fueran presenciales, podíamos seguir conectando con los profesores para hacer preguntas y resolver dudas a través del correo electrónico, que respondían con rapidez. Además, la universidad ser preocupó tanto que se modificaron varios servicios para ayudar a los estudiantes en su país de origen.
En lo relativo a los exámenes, las instrucciones se hicieron muy sencillas para que todos las entendiéramos. Las evaluaciones tuvieron lugar en forma de «exámenes a libro abierto». En el departamento de Emprendimiento, se nos daban 24 horas para descargar el papel en el momento del examen, completar el examen y volver a cargar nuestras respuestas en Moodle. Antes de comenzar la prueba se nos daba una dirección de correo electrónico a la que podíamos dirigirnos en caso de problemas.
Naturalmente, las nuevas experiencias conllevan sus propios retos y ajustes. El principal reto para mí fue mantener el mismo nivel de disciplina en mis estudios a pesar de estar en casa. Es bastante fácil distraerse metido en casa en tu habitación. En segundo lugar, la incertidumbre que generaba la pandemia planteaba su propio conjunto de retos. Durante este tiempo, había momentos en los que la motivación estaba por los suelos. Teníamos un punto de contacto del equipo de apoyo en Lancaster muy dedicado, al que cada estudiante podía dirigirse en caso de tener cualquier problema relacionado con la COVID-19.
Afortunadamente, también pude trabajar a tiempo parcial durante todo el año académico, ya que la tienda de la Asociación de Estudiantes en el campus, llamada Central, estuvo abierta durante el confinamiento. Sin duda me ayudó a crear una rutina diaria y a mantenerme ocupada. Aparte de esto, también estaba decidida a asegurarme de que el ejercicio regular o la actividad física formaran parte de mi rutina. La mayor parte de las veces se trataba simplemente de un paseo por la zona, ya que Lancaster es un lugar increíblemente verde, con muchos caminos para caminar y montar en bicicleta. Otras veces, tenía sesiones de entrenamiento a través de Zoom con algunos amigos en mi jardín trasero. Esto jugó un papel muy importante para ayudar a desestresarme de la presión que suponía terminar una carrera durante una pandemia.
En general, mi experiencia durante el confinamiento y con el aprendizaje en línea ha sido todo lo positiva que podía ser. La universidad se ha esforzado mucho para conseguir que fuera fácil y que los estudiantes estuvieran al día en todo momento. En un futuro próximo, el aprendizaje en línea será una parte clave del aprendizaje universitario; los últimos meses han demostrado que tiene la capacidad de ser un éxito para muchos estudiantes e instituciones”.
Klaudia Slawinska
MSc International Business and Strategy