Nuestra compañera Belén Ros, asesora especializada en Holanda y Dinamarca, visitó a principios del mes de noviembre la universidad danesa SDU, University of Southern Denmark, para, entre otros motivos, conocer mejor sus excelentes programas de ingeniería. Belén comparte su experiencia en este artículo.
Después de un viaje de tres horas en tren desde Copenhague, llegué a la cuidad de Sonderborg. Aunque no era tarde, las 17:00 horas, ya se había hecho de noche y la gente estaba en sus casas o a punto de empezar a cenar en algún restaurante. En cuanto das un paseo te das cuenta de que es una ciudad de veraneo, tranquila y con una estética de cuento. Aún así, tiene muchísimos bares, cafeterías y restaurantes que se llenan de estudiantes y de habitantes de la zona al caer el sol.
Nos habían citado a todos a la mañana siguiente en la entrada principal del campus. El edificio de la universidad está a orillas del mar; es moderno y lleno de ventanales para dejar entrar la luz. Llama la atención lo acogedor que es el interior a pesar de tener unos techos altísimos y espacios diáfanos. Tienen una biblioteca abierta en el centro del edificio con dos olivos plantados que invita a quedarse horas perdida entre los libros.
La jornada comenzó con una presentación del director del campus y de varios profesores. La universidad tiene un total de seis campus repartidos por Dinamarca, pero el de Sondenborg es el único que ofrece programas internacionales.
La educación danesa tiene un enfoque completamente práctico y orientado a proyectos. En SDU, el profesorado se preocupa de ofrecer espacios para crear y aplicar la teoría vista en clase. Además, al tener contacto directo con la industria y elaborar proyectos en conjunto, los estudiantes adquieren las herramientas que buscan en las empresas y todos salen con trabajo garantizado al terminar sus estudios.
Durante la carrera es muy común buscar un trabajo de estudiante y ganar algo de dinero para el día a día, además de ser una manera genial de conocer a gente local e integrarse más en la cultura danesa.
El número de alumnos por clase no es muy grande (alrededor de veinte) por lo que el contacto entre ellos y el profesorado es muy cercano e invita al debate y al intercambio de ideas. La universidad organiza eventos deportivos durante el año y un certamen en donde los estudiantes presentan sus proyectos de startups. SDU impulsa los espacios de creación y emprendimiento y ayuda a que los estudiantes se involucren en la industria. Al tener convenios con empresas como Lego, Danfoss, Accenture o Linak, entre muchas otras, el intercambio entre el mundo empresarial y la universidad es constante.
Durante la visita recorrimos todas las salas y laboratorios donde los estudiantes de ingeniería hacen talleres prácticos para aplicar la teoría. En el aula de impresoras 3D había un grupo de primer año creando prototipos en distintos materiales. La verdad es que daban ganas de quedarse ahí con ellos a trastear.
También coincidimos con otro grupo de alumnos trabajando en un modelo de coche que compite en la F1 y, que además trabajaba en la creación de un prototipo de cohete espacial.
Todos los laboratorios están equipados con la última tecnología y disponibles para que los estudiantes los usen cuando quieran; la universidad permanece abierta las 24 horas del día y ellos pueden entrar y salir siempre que quieran. Sorprende la relación de confianza y compromiso que existe entre profesores y alumnos.
SDU tiene el alojamiento asegurado para sus estudiantes y está construyendo nuevas residencias para dar respuesta al incremento de alumnos que se está produciendo.
Otro dato importante es que la ciudad de Sonderborg, con la ayuda de SDU, tiene como objetivo alcanzar el 0% de emisiones Co2 en el 2030 y ya han conseguido reducir el 50%.
Sonderborg es una ciudad que invita a disfrutarla al máximo. La gente es muy amable y los estudiantes están encantados. SDU les ofrece todo para poder potenciar al máximo sus capacidades, la garantía de primer empleo y tener una experiencia universitaria inolvidable.