Hola, soy Carolina, vengo de Benavente, en España, y acabo de graduarme en Gestión y Servicios Financieros por la Business Academy Aarhus. En el siguiente blog, hablaré un poco sobre mi experiencia en Dinamarca, tanto de la académica como de la no académica. ¡Vamos con ello!
Aarhus no solo es la segunda ciudad más grande de Dinamarca, sino que es también la ciudad estudiantil del país, lo que garantiza que siempre haya jóvenes por toda la ciudad. No importa a dónde vayas, a un café, a un museo o a un parque, siempre encontrarás algún grupo de jóvenes. Obviamente, también los encontrarás en alguna de las múltiples fiestas que se celebran. Nada más llegar, tu vida social comienza a crecer y pronto dejas atrás la nostalgia para disfrutar del tiempo allí. Además, la gente de Aarhus (århusianer) es muy hospitalaria y te trata muy bien. De hecho, Aarhus es conocida por ser «la ciudad de las sonrisas».
En lo que respecta a la educación, Business Academy Aarhus se preocupa mucho de que el estudiante obtenga las destrezas que necesita para la vida al terminar la universidad. Así que, las clases se enfocan mucho en casos prácticos y para ello, trabajamos en grupos con el objetivo de resolver un caso concreto. Además, también trabajamos en grupos en un proyecto específico durante todo un semestre.
Después, normalmente a mitad de carrera, tienes un periodo de prácticas en una empresa, que en mi caso duró seis meses. Como experiencia fue un desafío, de algún modo sería como la típica primera experiencia de buscar, contactar y solicitar un «trabajo».

Yo diría que lo más difícil de estudiar en otro idioma es ese período de transición o adaptación al comienzo, en el que te das cuenta de que sabes el idioma, pero te faltan muchos términos específicos. Esto me pasó en el primer semestre, cuando llegué; tenía un buen nivel de inglés, concretamente un C1; Cambridge Advanced, pero no lo había aprendido con este enfoque financiero, así que me tomó un poco de tiempo adaptarme a los términos que sabía en español, pero no en inglés.
Durante la carrera, también se puede estudiar en el extranjero un semestre. En mi caso, decidí experimentar una nueva cultura, completamente diferente a la que estoy acostumbrada: me fui seis meses a Shanghái. Estoy encantada de haberlo hecho y de haber experimentado tanto durante mis estudios.
Vivir aquí también me ha enseñado a disfrutar de las cosas más pequeñas de la vida, lo que los daneses llaman “hygge”, como esos minutos de sol durante el invierno o las cenas con amigos y familiares. Esas pequeñas cosas que son las que más felices nos hacen.
Dicho esto, creo que estudiar en el extranjero ha sido una experiencia increíble y se lo recomendaría a todo el mundo.